Empezamos la semana de recogida el lunes 14 y recién desayunados nos ponemos ya manos a la obra. El día anterior (como cada domingo) nos habíamos repartido las tareas a realizar, que no eran pocas. Comenzamos el día repartidos por grupos: 4 se van a Azua, algunos recogen y limpian casa, y otros preparan el decorado de la fiesta de monitores.
Mauro ha hecho una salsa para la pasta con albahaca que recogimos ayer en el KM15 (buenisssimaa!) y después de comer, nos estiramos un rato porque…¡hoy es la fiesta de monitores!
Hacia las 16:00h nos activamos, y empezamos los preparativos (decoración y cena). ¡La fiesta de monitores fue todo un éxito! Cenamos, nos hicimos muchas fotos, charlamos y sobre todo bailamos mucho. Podría decirse que se nos pasaron las horas… ¡bailando! Y cuando llegaron las 22:00h nos tuvimos que despedir de los muchachos con mucha tristeza. Fue un momento difícil y triste; sobre todo con los del KM15, ya que a los de Sabana Yegua nos los podremos encontrar por el pueblo durante la semana.
El martes 15 fue un día intenso, ya que tocaba recogida de material de la Escuelita, Sonríe y Vida, y Veranito. ¡Nos pasamos todo el día manos a la obra! Nos levantamos con una sensación extraña en el cuerpo… Elena marchó el martes de madrugada, ya no éramos 11 sino 10, y se nota mucha su ausencia. Nos pasamos todo el día recogiendo, haciendo una pausita para ir a comer a la parroquia, ya que el padre Tomas nos cocinó una increíble comida india, ¡picante pero muy rica! Acabamos hacia las 19:00h de recoger todo, y nos fuimos a la última cena con familias del pueblo, Ana Yelis. Como siempre, comimos super bien, y nos acogieron aún mejor. Nos tuvimos que forzar a marchar, ya que, como siempre, estábamos muy entretenidos disfrutando el momento.
El miércoles 16, algunos de la casa se levantaron muy temprano para ir a la Loma (o mejor dicho, las lomas) con algunos amigos dominicanos. Se salió bien temprano para llegar a las 11:00h y que el calor no abrasara tanto. ¡Valió mucho la pena! Había unas vistas muy bonitas.
Los que se quedaron en casa pudieron descansar y aprovecharon para cocinar la comida, ya que tocaba día de playa. Hacia las 13:00h nos fuimos hacia la Caobita para pasar la tarde. ¡Qué bien se estaba! Pudimos descansar mucho. Una vez llegamos, nos duchamos, e hicimos noche de fajitas. Luego algunos se quedaron haciendo noche de cine con el proyector, y otros se fueron a dormir.
El jueves 17 nos levantamos hacia las 8:00h para seguir con las tareas. Tocaba ponerse con la recogida de la casa y el inventario. Una vez acabamos con el inventario, nos fuimos por ultima vez al play compartir tiempo con los muchachos del pueblo. ¡Aprovechamos al máximo hasta que oscureció, y nos lo pasamos genial!
Llegó el viernes 18, y con él, ¡el cumpleaños tan esperado de Germán! Fue un día completo de celebración, hicimos cheesecake y nos lo comimos durante la comida; por la tarde estuvimos por el pueblo, ¡y por la noche nos fuimos a fiestas patronales! Aprovechamos para estar con los monitores del veranito en las atracciones de las ferias, y nos montamos en la estrellita y el barco. ¡Qué divertido! Y no muy tarde, nos fuimos a dormir.
El sábado 19 fue un día difícil. Nos levantamos temprano, y nos pusimos a hacer maletas. Cuesta mucho recoger todo después de tantos días en la casa. Y con melancolía, sin prisa pero sin pausa, nos pusimos a empacar. Por la tarde nos fuimos por el pueblo a despedirnos, todo el grupo junto a las casas de las familias más cercanas a Sonríe y Crece. Acabamos, como no, bailando al son de bachata y merengue. Y llegó la hora de cenar. Ese día, iríamos a patronales por última vez. Cenamos allí y nos quedamos a escuchar el concierto de bachata que daban. ¡Qué divertido! Pasó muy rápido. Cuando acabó, volvimos a casa porque el día siguiente sería un día largo.
Al día siguiente. Domingo 20, nos despertamos bien temprano para acabar de limpiar la casa, dejarla lista para marchar, y acabar de recoger nuestras cosas. Hacia las 11h de la mañana, nos fuimos a desayunar al mítico «Honi». Una tostada y un jugo. Y así mismo, como empezó todo, cerramos el ciclo. Desayunando lo de siempre. Justo al lado, a 3 minutos, había la parada de la guagua que nos llevaría a Santo Domingo. Muy a nuestro pesar, la aventura había acabado.