Una pregunta rompe el sonido del jardín del mediodía de la casa de las monjas de Sabana Yegua. Casi todos los voluntarios se encuentran durmiendo la siesta…
– ¿Es egoísta hacerse amigo de los niños de aquí, Mery?
Mery, al principio sorprendida por el atrevimiento de Lu, responde después de pensarlo.
– La respuesta a grandes rasgos es no, pero puede haber muchos momentos en los que te plantees que hacerte amigo de la gente de aquí sí que puede llegar a ser egoísta.
– Sí, el tema de que ellos se quedan y nosotros nos vamos.
– Eso es, ellos se quedan y la asociación vuelve cada año. Y no venimos los mismos, viene gente diferente. La gente del pueblo ha ido conociendo a un montón de nosotros, que les damos nuestro cariño durante un mes y medio, nuestra atención, pero siempre llega el momento de irse ellos te preguntan constantemente: «¿Cuándo se van?» y es muy triste.
– «¿Está Marta? ¿Está Marta?» alguna vez sí que lo he escuchado.
– Siempre me chocó niños que preguntaban por monitores que habían venido muchos años atrás.
– Se acuerdan mucho y es una cosa que me flipa. ¿Se acordarán de nosotros en un futuro?
– Yo intento no pensarlo. Pero sí que es verdad que es fuerte, es fuerte el vínculo que creas con tan solo un verano, que el significado es casi distinto,
es decir, parecen distintas alegrías las que viven los niños y las que vivimos nosotros. ¿Y si los primeros años las familias compartían más su realidad con los monitores?
– Puede que sí, que compartiesen más sus problemas y preocupaciones, pero el pueblo ha aprendido que nosotros aportamos ganas de jugar, positividad y ayuda en lo que esté en nuestra mano. Sobre todo con los niños.
– Les llenamos el verano a los niños.
– Exacto.
– Yo creo que la pregunta no es si es egoísta hacerse amigo de los niños sino más bien si lo que hacemos es con buena intención. Si como que al volver a España llegas más lleno. Tú das, pero al final parece que recibes mucho más de lo que das. ¿Al final crees que aportamos una ayuda efectiva aquí? En el día a día no lo ves, tú haces 4 juegos en el veranito, pero no te das cuenta que les estás dando a los niños su espacio de seguridad y un entorno en que se intenta que no discutan, en el que se inculcan valores que a lo mejor no les duran pero hay otros que sí que les calan. Por eso cada año siguen viniendo, y conforme pasan los años los niños pasan a ser monitores, por eso les gusta estar con nosostros, y la comunidad nos acoge tan bien. Hacemos una ayuda buena. ¿Sabes? Aunque muchas veces no notemos esto.
– Estoy muy de acuerdo contigo Mery. El año pasado cuando volví, tuve este sabor de boca de que me llevé más de lo que di como dices. Puede que al volver ese año me diera cuenta de la gran ayuda que damos. A mi madre le marcó una frase que le dijo un niño en sus experiencias de voluntariado en el Barrio del Raval de Barcelona, cuando era más joven. El niño le dijo en la despedida: «Tú te vas pero yo me quedo». Uno no va a cambiar la realidad. Pero, por otra parte si nos alejamos del día a día, del «bueno solo hemos hecho 4 juegos y una clase hoy», y miras el verano entero que le regalamos a los niños ya ves un impacto mayor. Pero es muchísimo más grande cuando te alejas aun más y te imaginas todos los veranos, los 15 veranos en los que la asociación ha estado, ves que tu labor ha sido titánica para la infancia de los niños.
– Al final sí que es verdad que la clave es pensar no solo en lo que tú haces, sino lo que hacemos como grupo, como asociación durante tantos años. Cuando te hablan de Sonríe y Crece, te dicen que apostaron por ellos. Por ejemplo, Robert lo remarca mucho. «Sonríe y Crece apostó por mí y sin ustedes yo podría haber acabado en otro sitio».
Creo que una función indispensable de la asociación es apostar por la gente. Lo importante es el hacerles ver que valen la pena. Lo que he visto
mucho en niñas y niños es mucha inseguridad, vemos un cambio en los niños cuando estamos cerca. Niños que son unos cafres, que se portan fatal de puertas para fuera y de puertas para adentro son las personas que más abrazos te dan y que más nos añoran durante el año. Y recordarles lo que valen y de lo que son capaces es una función clave de Sonríe y Crece.
– Completamente de acuerdo contigo.
– ¿Qué es para ti Sonríe Y Crece, Lu?
– Nada, solo un par de veranos fuera de casa.
– Nada, solo dos veranos.
Soy la mare de Lu, y en la última miente….De aquí las pregunta que se hace.
Os queremos mucho.!!