El olor a café recién hecho El ruido del mar La música La familia Los buenos amigos Un amanecer Un pastel de chocolate Un beso inesperado Una sonrisa
Y un sinfín de cosas más que resultan ser las pequeñas cosas, que si las valoramos, nos brindan la llave de la felicidad.
La navidad es una fecha de reencuentros y jolgorios, pero por otra parte es una época teñida de nostalgia, de tristeza de angustia. La navidad es contradicción, pero la vida en sí misma también es contradicción. Es necesario la tristeza para valorar la alegría.
Niños que en el día de hoy lucen la mejor de sus sonrisas, como si no hubiera un mañana y corren su mejor sprint para abrir los regalos que Papa Noel ha dejado Niños que no recibirán regalo alguno
Sillas ocupadas que nos brindan bienestar y nos dibujan una sonrisa Sillas ocupadas que no nos brindan bienestar y sillas vacías llenas de personas, anhelos de tiempos vividos que no volverán, abrazos contenidos que se quedan sin cuerpos a los que agarrar
Calles inundadas de cánticos y luces navideñas Calles inundadas de silencio y luces apagadas
Personas que abren con ansia los Whatsapp de mensajes y vídeos navideños Personas que aborrecen cada Whatsapp de mensajes y vídeos navideños
En un mundo en donde prima el consumismo y el materialismo, estas navidades pidamos momentos. Pidamos reencuentros y cafés con personas que ya empezábamos a echar de menos. Pidamos una tarde inesperada con un par de copas de vino. Pidamos realizar esa llamada y esa declaración que no nos atrevemos hacerla. Pidamos aprender a cambiar de nosotros mismos lo que no nos gusta. Pidamos dibujar sonrisas a la gente que realmente lo necesita. Pidamos querer y ser queridos. Pidamos oportunidades. Pidamos que los derechos se cumplan. Pidamos el fin de la injusticia.
Pidamos por encima de todo, seguir soñando
No es más el que más tiene sino el que más valora
Siempre es bueno levantar la copa y brindar por todo aquello que se nos ofrece
¡FELIZ NAVIDAD!