VOLVEREMOS
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VOLVEREMOS

Si este fuese un año normal Ana, María, Mike, Blanca, Pere, Uxue, Ainhoa, Alex, Blanca, Guillem y Javi ya habríamos cogido un avión con destino Santo Domingo. Familiares y miembros de Sonríe y Crece se hubiesen acercado al aeropuerto para despedirnos y desearnos la mejor de las suertes en Sabana Yegua con los proyectos que habríamos estado preparando a lo largo de los últimos meses. Llegaríamos de noche. Cansados tras más de 8h de vuelos, pero incapaces de dormir: unos por los nervios de estar yendo un lugar totalmente desconocido, otros conscientes de la responsabilidad que cada uno de nosotros tendría a partir de ese momento en el éxito de los proyectos. Nada más bajar del avión, nos recibiría con un abrazo extremadamente cálido y húmedo el espeso aire del Caribe. Tan espeso que, al principio, tendríamos la sensación de no poder respirar. Tras los eternos controles de pasaportes y aduanas estaríamos un buen rato a las puertas del aeródromo esperando a Marino. Nuestro guagüista de confianza no destaca por su puntualidad. Al rato, una guagua blanca con una gran inscripción en el parabrisas diciendo “Con Dios Adelante” y sonando a todo volumen bachata y merengue se pararía delante de nosotros. Entre las cortinitas de colores que adornan el interior veríamos a Marino, sonriente y contento de volver a vernos una vez más. Ya con todo cargado y puestos en marcha Pere, Guillem, Alex y Javi darían una pequeña charla recordando qué hacer nada más llegar. Antes de salir de Santo Domingo, sin duda haríamos una parada el algún puesto de autopista para comprar algo de pica-pollo y agua para cenar por el camino. Tras más de 2h30 de trayecto llegaríamos a Sabana Yegua.

Por desgracia, la situación sanitaria mundial no nos ha permitido que sea así.

Hace cuatro meses, poco después de haber formado el grupo de voluntarios para este verano, todo el equipo de Sonríe y Crece nos reunimos virtualmente para discutir las posibles consecuencias de la pandemia en nuestros proyectos y cómo podíamos ayudar ante la nueva situación en República Dominicana. Fue una reunión atípica. Como el resto del mundo, nos enfrentábamos a una situación totalmente desconocida: no sabíamos el rumbo que tomarían los acontecimientos ni las consecuencias que tendrían en España ni República Dominicana, ni siquiera estábamos seguros de los efectos que podría tener en la Asociación y nuestros proyectos. Tras largas discusiones estaba clara cuál era la decisión que debía tomar Sonríe y Crece: si no se podía garantizar la seguridad de los voluntarios y de los dominicanos con quienes íbamos a entrar en contacto no debíamos viajar, pues correríamos el riesgo de ser responsables de causar un problema mayor que los que íbamos a solucionar.

En España hemos conseguido controlar la pandemia. A pesar de todo hay un goteo constante de rebrotes por todo el país que nos confirma que el virus sigue circulando a través de las personas asintomáticas. ¿Y si un voluntario nuestro lo fuese? Estaríamos llevándolo a un caldo de cultivo ideal: un país con un sistema sanitario muy débil, entraríamos en contacto directo con una población que en muchos casos vive hacinada, con unas condiciones higiénicas muy pobres, que no puede permitirse el confinamiento porqué un día sin trabajar es un día sin comer, porqué su casa es de chapa y dentro no se puede estar durante el día por culpa del calor… ¿Y si realizando los proyectos un voluntario enfermase y necesitase de hospitalización? ¿Podríamos garantizarle una atención sanitaria adecuada? ¿Qué responsabilidades deberíamos asumir como Asociación? ¿Es correcto asumir todos estos riesgos “porqué nuestros voluntarios podrían tener acceso a la sanidad privada”, si no podemos garantizar una atención sanitaria digna a todas aquellas personas que vayan a entrar en contacto con nosotros?

República Dominicana supo gestionar la pandemia en un primer momento iniciando un confinamiento temprano. Por desgracia, la fata de recursos y las condiciones en las que viven una parte importante de la población no les ha permitido seguir el confinamiento ni las medidas de protección recomendadas. Además, la celebración de las elecciones presidenciales (que ya habían sido pospuestas una vez por la emergencia sanitaria) forzó que el gobierno iniciase un proceso de reapertura demasiado temprano y acelerado. Actualmente los contagios vuelven a estar descontrolados y los principales hospitales del país están al borde del colapso. América es actualmente el epicentro mundial de la crisis del Coronavirus y a pesar de que República Dominicana no esté en una situación tan crítica como otros países vecinos, las últimas semanas ha reportado más de 1000 nuevos casos diarios. La tendencia va en aumento.

Ha sido una decisión muy dura. Es la primera vez en nuestros 10 años de vida que no viajará ningún voluntario en un año para desarrollar y dar seguimiento a nuestros proyectos. Nos hemos propuesto desarrollar y dar continuidad desde la distancia a aquellos proyectos que sean viables y no puedan a suponer un riesgo para la salud de quienes participen. Tal y como hemos hecho todos los veranos, queremos usar este blog para explicaros qué vamos haciendo, cómo evolucionan los proyectos que estamos desarrollando y cómo nos hemos adaptado a la nueva situación.

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