¡Basta de excusas, acojamos ahora!
Hoy todos tenemos una cita, a las 16h en Barcelona. Desde la plaza Urquinaona se iniciará una marcha a favor de los refugiados.
La diáspora del pueblo sirio ha llevado al mundo a conocer el mayor éxodo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El conflicto sirio forzó el exilio de 5 millones de personas refugiadas en 2016 de los cuales la mitad se asentó en Turquía.
La credibilidad de Europa se ha deteriorado hasta quedar herida de muerte. Europa se ha convertido en una fortaleza, el cual no para de aumentar obstáculos, levantar muros y violar los derechos humanos.
La agresión más grave es el acuerdo firmado por Europa y Turquia en 2016. Un acuerdo basado en preservar intereses geoeconómicos. Turquia -recordemos que acoge a la mitad de las personas refugiadas sirias- se ha convertido en gendarme de la Unión Europea (una especie de guarda) cuyo principal objetivo es que esas personas no lleguen a Europa a cambio de contraprestaciones (6.000 millones de euros entre otras cosas).
Personas entre la espada y pared sobreviven en campos de refugiados. ¿Acaso decir cárceles o campos de concentración tambalearía demasiado nuestras consciencias en pleno siglo XXI?
En todo conflicto hay responsables. Parte de la responsabilidad es nuestra, somos culpables del ascenso sostenido de la ultraderecha. Ya es hora de tener juicio crítico y no creer todo lo que dicen.
España tiene cifras de acogida de refugiados sirios ridículas. El gobierno del estado español permitió la acogida de menos del %1 de las personas refugiadas sirias en 2015, mientras que Alemania acogió a un tercio (otro debate será la razón por la que lo hizo).
“Nosotros lo que queremos es salir de aquí, tener una vida”. Esas fueron las palabras de un niño sirio en Lesbos. Escapan del hambre y de la guerra, es una batalla no resuelta pero que tiene ya a un perdedor no invitado y obligado: la ciudadanía. Las ayudas de asociaciones es admirable y necesaria, pero la ayuda no puede ser puntual, son necesarias medidas que perduren.
Nosotros como ciudadanos no podemos arreglar el conflicto pero sí podemos y debemos salir a la calle y presionar a los grandes dirigentes responsables de todo ello. No es un acto solidario, es una obligación.
Antes de que sea demasiado tarde, salgamos. La amenaza de la xenofobia y racismo van en aumento, el cierre de puertas y levantamiento de muros promoverá la apertura de otras vías aún más peligrosas, el tráfico libre de personas es una realidad…
¡Basta de excusas, acojamos ahora!