Un total de 15.083 mujeres han sido víctimas de violencia de género, de violencia intrafamiliar o de algún tipo de delito sexual en República Dominicana desde enero a marzo de 2016. Un total de 77 mujeres han muerto desde enero a agosto de 2016 (Fuente: Procudaduría General de la República).
Sin embargo, la mayoría de estos actos de violencia siguen ocurriendo sin formar parte de las estadísticas oficiales; menos aún, si éstos ocurren en el hogar y son encubiertos como costumbres o prácticas rutinarias.
Es necesario pero a la vez triste que haya un día señalado en el calendario para recordar que las mujeres no somos menos. La realidad es que las mujeres continuamos viviendo la violencia estructural, muchas veces consecuencia de las relaciones patriarcales que nos vienen impuestas desde que nacemos.
Se eligió el 25 de noviembre para conmemorar el violento asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Maria Teresa), tres activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en manos por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
Miedo, dependencia económica, hijos en común y un futuro incierto suelen ser razones por las que una mujer soporta vejaciones, insultos y palizas. Situaciones escalofriantes que se resigna a aceptar y soportar.
Algunas veces, dichas situaciones terminan en muerte para la mujer (muerte en vida o la muerte propiamente dicha). Una mujer que para el estado significa una víctima más, un número más en las estadísticas a la que quizás, en el mejor de las situaciones, las instituciones rendirán un pequeño homenaje. Sin embargo esta mujer tiene un nombre, un apellido y seres queridos por detrás, condenados a cadena perpetua a un dolor incalculable e indescriptible y rabia, mucha rabia.
Niños que se quedan sin madre. Niños que desde bien pequeños reciben este ejemplo de relación hombre-mujer. ¿Qué pretende esperar la sociedad de estos niños que viven esta realidad?
Oponerse a la violencia machista implica enfrentarse al sistema capitalista de hoy en día. Sistema que en muchas ocasiones se sostiene sobre el trabajo no reconocido que realizan las mujeres o niñas y sobre la discriminación que día a día sufren.
Un hombre que te quiere no te hace llorar, no te condiciona ni obliga qué vestimenta debes usar, no te hiere ni te lastima. Un hombre que te quiere te da la mano cuando más necesitas, te seca las lágrimas, busca soluciones a tus problemas, te abraza cuando más lo necesitas, te hace crecer y avanzar.
La violencia contra las mujeres y las niñas, que constituye una violación grave de los derechos humanos se ha convertido en un problema constante, aunque evitable. Es necesario exigir a las instituciones una acción clara y efectiva. Por la parte que nos toca, eduquemos en igualdad de valores a los niños para que el día de mañana sea un mundo mejor y no tener que lamentar una víctima más de violencia de género cada vez que ponemos el telediario. Escuchemos a las mujeres, no permitamos ni una víctima más. No es no. Tratemos a las personas como personas.