Germán, Tenerife, 26 años
Germán, Tenerife, 26 años

Germán, Tenerife, 26 años

A día 29 de Abril de 2024 presentamos el testimonio de Germán Padrón:

¿Cómo empiezo este testimonio? ¿Cómo expreso todo lo que he aprendido en los dos veranos que he viajado a Sabana Yegua en apenas 500 palabras? Debo decir que es realmente un desafío. Cada momento vivido allí tiene un valor incalculable que hace imposible cualquier intento de síntesis.

Es septiembre y hace unas semanas que regresamos de República Dominicana. Estas semanas han sido complicadas porque sales de la burbuja de experiencias constantes e intensas y te readaptas a la rutina. Una rutina que, inconscientemente, te obliga a comparar costumbres, formas de vivir o maneras de pensar. Aquí, enfrentando la cotidianidad del día a día, las vivencias de Sabana Yegua resuenan aún más fuertes, planteándome preguntas sobre lo que valoramos y cómo vivimos.

Entre tantas comparaciones, me detengo a pensar en cómo allí disfrutan y aprecian la vida los 365 días del año, cómo dan lo que no tienen, y cómo acogen sin importar cómo seas o de dónde vengas. La generosidad y el calor humano contrastan fuertemente con lo que a menudo experimentamos aquí, donde las sonrisas son fugaces y las conversaciones cortas. Aquí, el sentido de comunidad a veces se diluye en el ajetreo de la rutina diaria.

Esta diferencia me lleva a reflexionar sobre la cultura y los valores que guían nuestras vidas. ¿Qué podríamos aprender de un lugar donde la riqueza no se mide en bienes materiales, sino en la profundidad de las relaciones y la calidez de la acogida? La experiencia en Sabana Yegua me ha mostrado un modo de vida en el que la prioridad son las conexiones humanas y la felicidad compartida, algo que parece tan distante de nuestro enfoque habitual que privilegia el individualismo, la eficiencia y la productividad sobre la calidad de las interacciones humanas.

Siguiendo esta línea de reflexión, ahora quiero que pienses en la última vez que te enfadaste. ¿No fue el motivo de ese enfado trivial o insuficiente? Seguramente lo fue, y la importancia que le diste en su momento fue desmesurada. Esta experiencia ayuda a cambiar esa forma de pensar y a que finalmente valores lo que realmente importa, enfocándote en lo que verdaderamente merece tu atención. De esta forma, pequeños momentos como bailar una bachata, comer un picapollo en un camión en marcha, jugar al topao’, cantar un cumpleaños feliz, correr por las calles bajo una tormenta, cenar sentados en el suelo, recibir un abrazo de despedida, o compartir una simple sonrisa tras una broma, hacen que mil picaduras de mosquitos durante el verano pasen a un segundo o tercer plano.

Voy terminando este ‘testimonio’, que más que eso, se ha convertido en un texto reflexivo. Y bueno, aunque me he pasado de las 500 palabras, no sé si he conseguido expresar todo lo que he aprendido, pero espero al menos haber logrado que mis reflexiones les hayan hecho pensarA la orden.

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