Acaba la primera semana de veranito y escuelita y ya hemos superado todo tipo de retos. Por fin han llegado todos los proyectos principales para los que nos hemos estado preparando desde hace tanto.
Las clases en la Escuela de San Francisco han empezado todo lo bien que se podía esperar. Hemos tenido que afrontar desde niños revoltosos que les costaba adaptarse a las medidas de seguridad, hasta improvisaciones por la falta de personal debido al escaso número de voluntarios este año. Aun así, gracias a la grandísima ayuda de algunos becados voluntariosos hemos conseguido dividirnos en 4 grupos formados por parejas, cada una encargada de un nivel educativo. Además, estamos viendo que por limitar el aforo de las clases, dejando a niños fuera sin la posibilidad de apuntarse, cosa que no deja de partirnos el alma, la asistencia de aquellos que han entrado, es mayor respecto a los demás años. Mirándolo por el lado positivo, es mucho mejor poder hacer una escuelita con un número reducido de alumnos que no poder hacerla.
Junto al proyecto académico también tenemos el del veranito, para enseñar valores mediante juegos; y el proyecto de sonríe y vida, con acciones a pie de calle difundiendo conocimientos sanitarios sobre algunos de los temas más útiles para los ciudadanos del pueblo. Es verdad que los primeros días de la semana nos sentimos abrumados por la cantidad de proyectos que teníamos que poner en marcha, pero día a día nos hemos adaptado y hoy ya podemos decir que nos sentimos más cómodos en nuestras funciones.
En el veranito cada día explicamos un valor y lo aprendemos mediante un teatrillo, y diversos juegos y dinámicas de grupo con niños del pueblo. La formación de los monitores está dando sus frutos y la verdad es que su ayuda es imprescindible y cada día mayor. El vínculo que estamos creando de amistad, confianza y respeto entre nosotros es uno de los aspectos más gratificantes de estas semanas.
Para terminar, comentaros que mañana tenemos planeado nuestra primera actividad “extracurricular” con los monitores. Subiremos a una montaña conocida como la Loma, famosa por su peliaguda vegetación. Puede que vayamos algo cansados, pero cada momento con estos jóvenes es un regalo, así que no dudamos que merecerá la pena con creces.
Tenemos mil ganas de la semana que viene, os contaremos. ¡Un abrazo!
Qué gran trabajo chic@s!!…Estas experiencias os acompañarán siempre y seguro os ayudan a dar lo mejor de cada un@ ….. y uniendo lo de tod@s, la que podéis liar!!! Enhorabuena!!👏👏👏❤️❤️